Este método favorece en el niño el descubrimiento de sus propias capacidades, la utilización de sus adquisiciones y el aprendizaje a partir de sus propios fracasos y logros. Y es así que cuando respetamos su ritmo, sin anticiparnos, sin prisas, no esperando el siguiente paso sino disfrutando de cada uno, el niño adquiere confianza en sí mismo y logra hacer evolucionar sus propios movimientos.